
El Himno Nacional de Haití, La Dessalinienne, es uno de los más solemnes y profundos de América. Su letra llama a la unidad, al sacrificio por la patria y a sostener en alto la bandera teñida con la sangre de los héroes de su independencia. Cada verso es un juramento de fidelidad, un compromiso de nunca abandonar la libertad conquistada con tanto dolor.
Sin embargo, la realidad actual de Haití parece caminar en dirección contraria a esas palabras sagradas. Donde el himno pide unidad, hoy reina la división política, social y territorial. Donde exige sacrificio por la patria, hoy muchos se ven obligados a huir en balsas o cruzando fronteras para sobrevivir. Donde invoca la defensa de la libertad, hoy la población sufre bajo la violencia de pandillas, la inseguridad y la inestabilidad crónica.
La paradoja es dolorosa: un pueblo que cantó ser capaz de morir por su tierra, hoy se ve forzado a abandonarla; un país que se levantó como la primera república negra independiente del mundo, hoy enfrenta la amenaza de perder su soberanía bajo la presión de fuerzas internas y externas.
El himno sigue casi vivo, se entona en escuelas, actos oficiales y celebraciones. Pero su espíritu parece haber quedado atrapado en el pasado, como un eco lejano que recuerda lo que Haití fue capaz de ser, y lo que todavía podría volver a ser si retoma la unidad y el coraje de sus ancestros.
Compare usted estas palabras con la realidad, y reflexione si Haití sigue siendo fiel a su juramento patriótico.
La Dessalinienne
Himno nacional de Haití
Por Haití, el país de los antepasados.
Hay que caminar de la mano.
No debe haber traidores entre nosotros.
Debemos ser el único maestro de nosotros mismos.
Caminemos de la mano
Para que Haití se vuelva más bella.
Pongamos nuestras cabezas juntas
A Haití en nombre de todos sus antepasados.
Por Haití en nombre de los Ancestros.
Desyerbemos, sembremos.
Sentémonos en la fuerza del suelo.
Nos ha dado de comer.
En suelo tropezado envía ruedas.
Y feliz, el terreno debe ser dado.
Desyerbar, regar, mujeres como hombres.
Debemos venir a vivir solo por la fuerza de nuestras muñecas.
Por Haití y por los Ancestros.
Debemos ser valientes.
Las personas no nacen para servir a los demás.
Por eso todas las madres y todos los padres
Deben enviar a los niños a la escuela
Aprender a saber
Lo que Toussaint, Dessalines, Christophe, Pétion
Hicieron sacar a los haitianos de debajo de la soga blanca.
Por Haití en nombre de los Ancestros.
Levantemos la cabeza y miremos hacia arriba.
Para que todos le pidan al Señor
Para otorgarnos protección.
Para los ángeles malos nos desviamos.
Porque marcharemos por el camino correcto.
Porque la libertad puede ser libre.
¡Que la justicia se extienda por todo el país!
Tenemos una bandera como todas las personas.
Amemos morir por ella.
No fue un regalo de los blancos.
Fue la sangre de nuestros padres la que fue derramada.
Para mantener nuestra bandera alta
Vamos a trabajar juntos.
Para que otros países lo respeten.
La bandera es el alma de todos los haitianos.
Hoy, más que nunca, Haití necesita que su pueblo despierte y recuerde lo que significa ser dueño de su destino. No se trata solo de un himno que se canta en ceremonias: se trata de vida y libertad reales, de la posibilidad de vivir sin miedo, sin secuestros, sin pandillas que destruyen hogares y sueños.
Pueblo haitiano, no huyas más de tu tierra como si fuera imposible salvarla. La libertad de tu gente no está en escapar, sino en unirse, organizarse y pelear por lo que legítimamente les pertenece. Cada barrio, cada calle, cada hogar secuestrado por la violencia reclama tu valor y tu conciencia. La verdadera heroína y héroe hoy son los que enfrentan la injusticia, no los que abandonan su patria.
Haití aún puede ser la tierra de hombres y mujeres libres que soñaron sus ancestros. La Dessalinienne no debe verse como solo un canto del pasado: es un llamado al presente. Que cada haitiano sienta que defender su gente es defender su historia, su tierra y su futuro.
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